domingo, 23 de octubre de 2011

EL EFECTO MOLOTOV

Para quienes olvidamos la sensación de brincar, ‘poguear’, corear e inflarnos de emoción, nos hizo vibrar de nuevo como en los viejos tiempos; nos convirtió en marcianos, nos sacó de nuestro mundo cuadriculado, agitado y oficinista para meternos en su mundo caótico, rítmico, enérgico y protestante a través de las rimas, y los movimientos en masa de las masas, con su efecto Molotov.

Han pasado los años y Molotov sigue siendo una banda que arrastra públicos de todas las edades, eso quedó demostrado en su presentación, en el Festival Altavoz 2011 de Medellín, con la euforia de un público fiel colombiano, manos levantadas bajo la lluvia, banderas y gritos de los seguidores de la banda mexicana, que esperaron durante horas su salida al escenario.

Mientras las guitarras arrojaban a los presentes, empapados por la lluvia, los primeros acordes de “Here we come”, la cámara aérea hacía tomas, y en alguna parte, muchos se atiborraban y empezaban a subir su temperatura con el ‘pogo’. Un remolino de energía, de expresión musical y de rock en las venas se abría campo en el público, al cual no le quedaba más remedio que seguir la corriente arrasadora del efecto Molotov.



Pero, no siendo suficiente, se vino una ráfaga de canciones con las que muchos adultos y algunos más jóvenes se hicieron un zafarrancho en alguna época de su vida; emoción colectiva y canciones que muchos años después parecían sonar mucho mejor que sus versiones originales, aunque es claro, los años se han convertido en experiencia y el cuarteto hizo gala de esto. Un grupo donde todos tocan todas las canciones y todos los instrumentos, los cuatro rotaron como si fuese una tarea mecánica y repetitiva, tarea que en realidad traía consigo toda una vida de empeño musical por hacer que la banda sonara siempre mejor.

Y como en el concierto de The Adicts, las pancartas en contra de las reformas del gobierno salieron a relucir, casi al final, mientras en el escenario el grupo botaba las primeras notas de “Give me the power” y sus palabras alentaban a la ‘lucha popular’ de los estudiantes. Nuevamente gritos, de parte y parte, una marea de personas saltando, uno más osado, logró que su pancarta contra la Ley 30, quedara inmortalizada en el escenario de Molotov… y no siendo suficiente, tocan “Puto” y luego “Hit me” para que no quede duda que el pueblo es la voz de dios, en este caso, la voz del Rock.

Así, nuevamente, Molotov demuestra por que es una banda que siempre valdrá la pena verle, por que parece reinventarse con los años y la experiencia, para darle a su público lo mejor de su show.

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